Día 1 - Visita a Stirling


Por fin llegó el día y aterrizamos en Escocia, concretamente en el aeropuerto de Edimburgo, de donde partiríamos con el coche de Arnold Clark hacia Highlands para disfrutar de 12 días recorriendo el país.

Lo primero decir que el aeropuerto me pareció algo caótico, con muchísima gente por todos lados que nos hizo perder algo de tiempo buscando el dichoso teléfono con el que debes contactar con la agencia de Arnold para que te envíen un coche a recogerte al aeropuerto. Una vez salvado este contratiempo, la atención fue estupenda y la verdad es que en poco más de media hora nos poníamos rumbo a Stirling con nuestro Toyota.

Nos esperaban nada menos que 11 días por Escocia, subiendo por su parte este y regresando a Edimburgo por el oeste para terminar allí el viaje, y en todos esos días, esperábamos contar con un tiempo lo suficientemente bueno como para volver con un estupendo sabor de boca.

Este día lo pasamos recorriendo Stirling, comenzando por su castillo, donde nos encontramos con un primer problema nada más llegar, y es que el aparcamiento estaba lleno y tuvimos que esperar pacientemente hasta que nos dejaron acceder previo pago de 4 libras, ni más ni menos.

Una vez estacionado el coche, nos dirigimos al castillo para comprar nuestro pasaporte para visitar Escocia (Explorer Pass), y eso que ya no dan el pasaporte como tal sino un libreto que contiene el detalle de todos los monumentos visitables y al que te grapan dos pequeñas hojas donde de manera manual cada día te completan la fecha de la visita y te van pasando el código de barras por el lector (no sea que intentes colarte dos veces en la misma atracción).


En nuestro caso, pagamos 38 libras por un pasaporte válido durante 14 días a la hora de recorrer el país, que nos permitía usarlo un máximo de 7 días.

Del castillo decir que es impresionante, en nuestro caso cogimos las audioguías aprovechando que las tenemos en varios idiomas, y la verdad es que así la visita se nos hizo muy amena y sobre todo descubrimos los rincones más significativos del lugar.

También es verdad que luego merece la pena la visita por iniciativa propia al taller de tapices, y por supuesto también hay que echar un vistazo a la exposición permanente de distintos elementos como máscaras, trajes, vajillas, etc.

En algunas salas además nos encontramos con escoceses vestidos para la ocasión que no tenían ningún problema en incluso intentar explicarte en tu idioma qué es lo que representaba la sala, y sobre todo a quién representaban ellos.

Es de destacar además que en todas las salas esté permitido sacar tus propias fotos y disfrutar de todo el mobiliario, eso sí, siempre con respeto y sin manipular ningún objeto, sobra decirlo...




Además del castillo, en Stirling podemos también visitar el famoso monumento a William Wallace, que apreciaremos desde los cañones mirando a la colina de enfrente a varios kilómetros, y no podemos dejar de dar un paseo por toda la zona monumental.


En la foto, sacada desde el castillo, se ve cómo queda Stirling justo situado en el valle, y al otro lado de la ciudad disfrutamos de la silueta del monumento a Wallace, a cuyo interior es posible acceder  (previo pago de 8 libras), y desde donde se pueden disfrutar de vistas panorámicas además de ver su espada (aunque yo sigo siendo escéptica al hecho de que sea la de Wallace de verdad...).

Y por último, terminamos el día descansando en Premier Inn de Stirling, algo alejado del centro pero perfecto si os movéis en coche propio, ya que se encuentra cerca de la salida de la ciudad y por tanto, es un punto de partida ideal de cara a salir a primera hora al día siguiente.







NH Forum para una escapada urbana

El NH Forum está situado a unos 10 minutos andando de la estación de Sants, y a la misma distancia del metro más cercano, de manera que por su situación resulta uno de los hoteles a mi juicio más recomendables en la ciudad de Barcelona.

Es un hotel de categoría tres estrellas, y la verdad es que se nota por ejemplo en cuanto a tamaño y algunos detalles como el tamaño de las habitaciones, bastante ajustadito aunque sin poder decir que pequeño, el mínimo tamaño del baño, al buffet libre pero en el que te sirven de forma exclusiva el café en una taza en lugar de dejarte una cafetera, y por ejemplo, también en la calidad de las paredes de las habitaciones, ya que se oía absolutamente todo.

Personalmente creo que es un hotel al que volvería sin problemas si pasara otro fin de semana en Barcelona, así que con esto ya quedaría dicho todo en la opinión, pero voy a comentar algunos aspectos del hotel para justificar mi afirmación.

La recepción fue rapidísima ya que cuando cuentas con la tarjeta NH World te evitas trámites de documentación y esperas innecesarias. Además, el chico de recepción nos explicó la tarifa de precios que habíamos contratado y nos indicó lo necesario respecto al desayuno buffet por las mañanas.

La habitación a primera vista nos gustó, era sencilla pero contaba con una cama bastante maja de matrimonio, dos mesitas a los lados, y a los pies de la cama un escritorio sobre el que reposaba la televisión y bajo el cual se encontraba el minibar.
Aparte teníamos el típico mueble para dejar las maletas, y la habitación quedaba completada por un armario empotrado con espejos en uno de los lados de la cama. 





En concreto nuestra habitación daba hacia la calle Ecuador, que es justo por donde se encuentra la entrada al hotel, pero según era el edificio supongo que habrá algún tipo de habitaciones que den a patio, o bien a alguna calle trasera.


Como detallito sobre la cama nos habían dejado una tarjeta en la que se podía leer que la cama se había hecho de forma única para nosotros, y en el baño encontramos los típicos amenities más bien escasos de esta cadena, pero suficientes en todo caso.
Tengo que decir que me sorprendió que la cama fuera más bien baja, ya que si por algo se suelen caracterizar los hoteles NH es por la altura considerable de sus camas, que es algo que a mí por ejemplo me gusta bastante por resultarme comodísimo.



Lo menos destacable de la habitación, sin embargo, era el baño, no por estar en mal estado sino por ser extremadamente pequeño. Tan pequeño que casi teníamos problemas para estar dos personas a la vez en el baño, aunque también hay que decir que se trataba de baño completo con bañera e incluso bidet. Yo eché de menos un espejo de aumento, pero tiene a su favor que contaba con secador de pelo de los buenillos, y también con una gran luna de espejo.

Por lo demás, del desayuno tengo que decir que estaba bastante bien, el primer día bajamos algo tarde y ya no quedaba nada en las planchas calientes así que nos prepararon bacon para los dos en platos individuales, pero el segundo día había huevos revueltos, bacón y salchichas de bocado a elegir como calientes. Aparte, la pizarra de la bollería era bastante amplia (y recomiendo los croissants sin ninguna duda), y también había buena variedad en cuanto a embutidos y fruta.
En cuanto a los zumos pues debo decir que aparte del tradicional de naranja, podías tomarte un zumo por ejemplo de kivi y manzana, o uno de frutas exóticas.



El precio del desayuno es de 14€, que en principio no es demasiado barato pero también hay que tener en cuenta que los amortizas de sobra porque tienes variedad suficiente para elegir y para no quedarte con hambre. De hecho, nosotros el primer día como desayunamos tarde al final ni comimos, sino que lo dejamos correr hasta la hora de la cena.



La zona del restaurante para desayunos nos pareció pequeña, pero también es verdad que no deben desayunar demasiado en el hotel, porque el primer día no nos encontramos con nadie; y ayer simplemente había otra pareja, aunque es verdad que había una mesa más con restos del desayuno, así que no creo que haya problemas de espacio ni horas punta en el mismo.

Una curiosidad es que la cafetería del hotel solamente abre por la mañana, y la verdad es que se echa de menos algún lugar tranquilo donde poder estar por la tarde, pero para eso tienen una pequeña zona al fondo con sofás de lo que sería la cafetería donde puedes estar sin problemas leyendo por ejemplo la prensa del día.

Por último, y en cuanto al servicio pues en recepción perfecto, con muchísima amabilidad y disposición a ayudarte en todo, ya que nosotros al madrugar el último día incluso dejamos hecho el pago de la estancia el día antes por la noche; y quizá algo más flojo en la persona que atendía el desayuno, que al verdad no resultaba de lo más simpática, aunque sí que fue correcta en todo caso.

Escapada hacia el límite de Navarra con Zaragoza

Este fin de semana, con la intención de hacer una escapada cerca de casa nos hemos acercado hasta la zona noroeste de Zaragoza, o más en concreto a esa zona limítrofe de Zaragoza con Navarra, que forma parte de la comarca de las cinco villas zaragozana, pero donde además podemos disfrutar de joyas románicas como el Monasterio de Leyre navarro.

Comenzamos nuestra escapada por la sierra de Leyre, donde encontramos el monasterio que toma el nombre de la sierra, y que nos permite visitar una de las criptas mejor conservadas y más sorprendentes del románico, y es que poder acceder a su interior, y saber que semejantes pilares son capaces de sostener una edificación como la iglesia, no puede menos que dejarnos con la boca abierta.


La visita tanto al monasterio como a la cripta es en todos los casos guiada, y tiene un precio por persona de 2,75€ (a junio de 2013), por lo que el precio no es en ningún caso un impedimento, sino más bien una invitación a entrar.

Sorprende además, una vez en la cripta, ver esos capiteles de tamaños tan enormes y sobre todo el hecho de que queden situados a media altura, todos ellos diferentes, y desde luego, especiales por la decoración que llevan.
Después la visita transcurre por el antiguo claustro exterior para acceder a la iglesia, donde en nuestro caso tuvimos que esperar un poco antes de entrar puesto que los monjes, que siguen siendo de clausura, estaban terminando con sus rezos. Una vez en la iglesia, sobre todo nos quedamos con la sensación de que la iglesia, construida sobre un pequeño templo mozárabe fue modificando poco a poco su orientación para no orientarla totalmente al este, plano que puede comprobarse cuando uno se sitúa en el extremo puesto al altar, y sobre todo echando  un vistazo a los planos que tienen en la misma iglesia y donde se ve perfectamente el alineamiento o mejor dicho falta de alineamiento entre los pilares de la iglesia. Y por último, la portada de acceso a la iglesia, de esas que pretendían enseñar al pueblo con imágenes, y donde podemos encontrar algunos de los pecados capitales, como la gula, la lujuria, o incluso la avaricia, con una perfecta conservación de las figuras.


Una vez visitado Leire, ya nos encaminamos hacia Sos del Rey Católico, primero con la intención de dejar las maletas en el parador, que será nuestro alojamiento del fin de semana, y segundo con ganas de callejear por la villa medieval, donde incluso podemos encontrar señales de la antigua judería.
Eso sí, una variante que no podemos dejar escapar es pasar a visitar el castillo de Javier antes de acercarnos a Sos, ya que actualmente podemos encontrar una zona muy bien acondicionada con servicios como un comedor cubierto, aseos y campas para disfrutar por ejemplo con los chavales, además de poder visitar la fortaleza medieval en tonos de ladrillo rojo, y que tan sólo queda a 8 km. De Sangüesa.


En Sos, recomiendo realizar la visita turística a partir del servicio oficial de turismo, cuyo punto de encuentro es el palacio de Sada, y que sólo 2,75€ por persona (a  junio de 2013), te hará conocer un poco más esta villa zaragozana después de poco más de una hora.

De toda la visita, la verdad es que como aspectos destacables tengo que reconocer que me ha sorprendido por ejemplo su antigua judería, donde incluso se conservan algunas casas con señas de algún judío convertido al cristianismo, y que es un auténtico laberinto en la villa. Por otra parte, es de destacar que todos los edificios significativos de la villa son reutilizados para actividades cotidianas, y así por ejemplo encima de la Lonja queda situada la biblioteca municipal, y en el palacio Español de Niño se celebran congresos, fiestas de navidad, bailes, etc. ¿Algo para recordar? Pues las vistas desde la parte alta de la ubicación del castillo, justo al lado de la bien conservada torre del Homenaje, y desde donde uno puede contemplar y darse cuenta de los dos promontorios rocosos donde se asienta Sos, ya que los dos puntos más altos quedan por un lado en el castillo e iglesia, y por otro, justo en el Palacio de Sada donde naciera Fernando el Católico. Por último, como curiosidad decir que fue aquí donde se rodó de manera íntegra la película de Berlanga titulada “La Vaquilla”, de manera que uno puede dedicarse a buscar doce sillas de rodaje que han sido situadas por las calles con mención a alguno de los autores del reparto, y acompañadas por una frase de la película.




¿Nuestro alojamiento? Nada menos que el parador de turismo, que como suele ser habitual, no defrauda. Nuestra habitación, en la tercera planta quizá no tenía las mejores vistas del mundo, ya que daba contra una de las piedras sobre la que se asienta Sos y tenía más bien escasas vistas, sin embargo, la encontramos muy acogedora, con una cama doble, y una zona de butacas con una mesita, y por supuesto un baño completo. Quizá lo menos destacable de la estancia haya sido el servicio de restaurante a la hora de la cena, ya que acudíamos con media pensión, y de no ser así probablemente no hubiéramos cenado allí. Esperamos más tiempo del objetivamente normal para que nos tomaran nota, y por otra parte, los platos que tomamos no nos parecieron en algún caso a la altura de un alojamiento cuatro estrellas, así que bueno, no puedo menos que no recomendarlo, a pesar de que por ejemplo el postre sí que nos lo sirvieron con buena presentación, y los platos principales (entrecot y bacalao) estaban buenos. El servicio de desayuno sobra decir que a la altura de los paradores, para después ni comer, con buena variedad tanto de fruta como de plancha caliente, o embutidos. Y por supuesto también con una buena variedad de bollería y panes.


A destacar que hemos encontrado entre el buffet, algunos alimentos que consideramos que pertenecían a la cena, de manera que la iniciativa de dar salida a por ejemplo la sopa de yogurt, los bizcochos o el brownie que tuvimos ocasión de probar como postre de la cena (Chocolate para compartir), nos ha parecido más que adecuada y correctísima. No se debe tirar la comida y mucho menos si se encuentra con la calidad asegurada para consumirla a la mañana siguiente.

Una última visita antes de abandonar Sos para volver a casa, ha sido pasar por el monasterio de Valentuñana, donde actualmente vive una comunidad de Agustinos Recoletos, y desde donde además se puede apreciar una vista única de la villa y de su posición estratégica.



El conjunto amurallado de Óbidos

Mi primera idea cuando empecé a plantearme las vacaciones por Portugal era no pasar por Óbidos, ya que a pesar de que había leído y visto fotos de un pueblo medieval muy cuidado que estaba segura de que me iba a gustar; pues leyendo un poco más allá lo que todo el mundo recomendaba era huir de allí en verano ante la llegada masiva de turistas.

Finalmente, sin embargo, sí que decidimos pasar por allí ya que según la ruta que habíamos trazado para el día nos daba tiempo de sobra y la verdad es que nos apetecía. Sin duda, también nos animó en cierto sentido el hecho de que durante el fin de semana que pasaríamos por allí se celebraba allí un mercado medieval montado directamente haciendo uso de las murallas y de algunas viviendas típicas del lugar.



La llegada a Óbidos es comodísima y está muy bien indicada la salida en la autopista que va por la costa desde Coimbra hacia Lisboa, por lo que en menos tiempo del esperado (porque íbamos desde Nazaré) nos presentamos allí, y enseguida ya desde la autopista reconocimos la muralla de la ciudad a lo lejos.

El mejor sitio para aparcar creo que es un parking de estacionamiento limitado y pago pero baratísimo, y que está situado a escasos metros de la entrada a la ciudad amurallada; y encima, pese a que se celebraba el Mercado Medieval y había muchísimos autobuses tuvimos la suerte de poder aparcar allí sin demasiada complicación, claro que serían aproximadamente las 11h de la mañana, supongo que si se acude más tarde sí que habrá problemas de aparcamiento, pero de todos modos ya veis que tampoco es necesario madrugar demasiado.

Si no tenéis información sobre el trazado del pueblo, la muralla y los edificios visitables, allí mismo, junto al parking hay una oficina de turismo donde tienen unos folletos muy pequeños en distintos idiomas para hacer la visita por el interior de la muralla; aunque para ser sincera, nosotros ni lo miramos más que al comenzar a andar, porque luego el Óbidos amurallado no resulta demasiado grande y lo especial pues es pasear por sus calles, y descubrir sus rincones para después finalizar la visita contemplando las vistas desde la muralla (al estilo de lo que se puede hacer cuando se visita Carcasonne).

Lo que más puedo destacar, por ser lo que más me gustó de la vista del recinto amurallado, es el hecho de que salvo raras excepciones todas las casas se encuentran pintadas en color blanco y con tejados colorados; y además, en muchos casos guardan perfiles azules o amarillos para sus puertas y ventanas dándole un aspecto muy homogéneo al pueblecito. 


También me llamó bastante la atención el hecho de que la muralla presenta una forma digamos como de barco, acabando en una torre por uno de sus lados tras una muralla bastante longitudinal, y por el otro en una actual pousada que antes fuera el Castillo de Óbidos. Además, os recomiendo realizar el recorrido por la muralla, aunque con mucha precaución porque no dispone de barandillas y en algunos casos las piedras resbalan por estar ya muy pulidas; eso sí, para personas con vértigo no recomiendo acceder a la muralla por la zona junto al Castillo, ya que está bastante empinada y nos cruzamos con algunas personas que iban literalmente pegadas a las almenas.

Y la mejor recomendación que creo que puedo daros es la de probar el típico licor de cereza salvaje conocido como Ginja, os puedo asegurar que está riquísimo.

La Iglesia de Santa María en Óbidos

Esta iglesia fue la única que visitamos por dentro en Óbidos así que a pesar de que no puedo compararla con ninguna otra la verdad es que me llamó bastante la atención su interior.

Lo primero deciros que es muy fácil de localizar porque una vez entras en la ciudad amurallada por la calle principal desde lo que sería la zona de aparcamiento, te la encuentras a mano derecha frente a una plaza bastante amplia y donde hay un par de caños. En caso de seguir de frente ya estaríamos en el mismo Castillo, que hoy es posada real; así que como digo, no tiene pérdida alguna.

Durante nuestra visita, en pleno mes de julio, nos encontramos por allí además de con el mercado medieval de la ciudad, con un bautizo; así que os podéis imaginar que vimos la iglesia especialmente adornada. De hecho, y en lo que serían sus alnoneedores estaba todo ambientado de manera medieval; y luego ya a nivel interior, pues la iglesia tenía algunos detalles florales con motivo del bautizo que había tenido lugar.

El caso es que la iglesia por dentro es la típica de azulejo en blanco y azul que podemos encontrar en varias regiones de Portugal, aunque esta no sé muy bien por qué, no llegó a gustarme tanto como por ejemplo las que pude ver hace unos años por Ílhavo y Aveiro. El caso es que en esta iglesia el azulejo se mezcla con detalles en oro (sobre todo en el altar)que la hacen aparecer un poco sobrecargada, y encima habían colocado algunos cuadros en las panonees laterales que no hacían sino aumentar esta sobrecarga. Total, que aunque sí que era bastante chulo seguir con la mirada las escenas que formaban los azulejos, el conjunto a mí me pareció que quedaba un poco pesado para la vista.

Por lo demás, me gustó que la pila bautismal estuviera a mano derecha nada más entrar, en un pequeño espacio que el resto del tiempo seguramente permanecerá cerrado por las puertas de hierro que aparecían abiertas; pero que ese día estaba especialmente iluminado y adornado con flores frescas naturales seguramente por el bautizo que había tenido lugar.

Una visita al casino de Estoril

Estoril, una ciudad que suena mucho pero que luego cuando llegas por allí resulta que es prácticamente un barrio de su vecina Cascais, y que lo más destacado que tiene para ver es un Casino.

El casino de Estoril aparte de ser lo más famoso, yo creo que es justo lo más turístico de la ciudad, y es que goza de un lugar privilegiado cerca del puerto dándole un toque más de distinción a esta zona de la costa de Lisboa.

Exteriormente lo que más destaca del Casino es su iluminación durante la noche, también de día es un edificio que sorprende por sus formas, pero sin duda alguna por la noche cuando se ilumina con cientos de bombillas de distintos colores es cuando más sorprende. De hecho, aún cuando no sepáis muy bien dónde está seguro que lo descubrís sin problemas durante la noche, nosotros nos topamos con él sin buscarlo apenas, ya os digo que por allí no es que haya mucho que ver.

Me sorprendió bastante en los alrededores la multitud de plazas de aparcamiento que existen, ya junto al casino hay varios parkings de pago, y justo frente a la puerta el mayor de ellos; pero además, alrededor del parque anexo al casino hay plazas de sobra para aparcar de manera gratuita, y también es posible hacerlo en las calles adyacentes sin ningún problema; vamos, que está sobradamente preparado para que nadie que tenga intenciones de pasar por el Casino encuentre pegas en cuanto a estacionar su vehículo.



La primera vez que pasamos por allí, intentamos entrar pero como llevábamos cámara de fotos nos dijeron que la teníamos que dejar en el guardarropa, así que lo que decidimos fue ir al día siguiente con más calma y ya sin cámara; por el vestuario no nos pusieron ninguna pega, y de hecho, una vez dentro pudimos ver que en las salas públicas de acceso normal había personas vestidas de todo tipo, ya que al final lo importante es que se juegue al fin y al cabo. Además, deciros que en este casino el acceso es gratuito, así que uno puede ir tantas veces como quiera porque no le cobrarán entrada. 

Un detallito que también nos sorprendió fue que no nos pidieron identificación, no es que yo esté acostumbrada a ir a este tipo de lugares, pero recuerdo que hace unos meses en Alicante sí que nos identificaron en la entrada y nos ficharon, jeje, así que me llamó bastante la atención que en un Casino de la categoría de Estoril no lo hicieran, porque no tienen por dónde compararse estos dos casinos, la verdad.

Pero bueno, vamos a lo interesante, el casino por dentro: lo primero que me llamó la atención nada más entrar fue que el casino tuviera escaleras mecánicas al más puro estilo del Corte Inglés, pero aún así resistí la tentación de subir inmediatamente al piso superior y eché primero un vistazo a la parte de abajo.
En la planta baja encontramos toda la sección de las máquinas tragaperras más normales pero ambientadas con distintos motivos para que el visitante se deje atrapar por la que sea más de sus gusto, así vimos que había desde las clásicas de frutitas que puede haber en los bares hasta algunas con dibujos animados, plantas, figuritas, etc. El caso es que en estas máquinas había ranura para introducir directamente los billetes, y no se jugaba poco dinero, sino que esto también había que seleccionarlo a la hora de elegir maquinita. Además, al más puro estilo de Ocean’s Eleven, delante de cada maquinita encontrábamos el taburete que en algunos casos estaba ocupado por personas que en una mano sostenían el sándwich que a buen seguro sería su única cena, y con la otra mano se dedicaban a darle el botón para ir jugando partida a partida con el dinero que habían introducid previamente.
También en esta planta encontramos las mesas de póker y otros juegos de mesa, pero en este caso estaba todo totalmente informatizado y no existía una presencia física de la banca para el juego, sino que cada jugador de la mesa tenía una pantalla táctil delante donde iba viendo sus cartas y haciendo sus apuestas contra la banca. Pudimos comprobar que las figuras de los croupier se habían sustituido de manera que ahora en lugar de estar en las mesas había gente encargada de la seguridad y de que todo estuviera en perfectas condiciones dando vueltas por todo el casino, vamos, a fin de cuentas, de que no se produjera ningún desorden.
Algo a destacar en esta planta además es el bar, estaba situado más o menos hacia la mitad del edificio en un pequeño pozo con desnivel de unos tres escalones respecto del nivel de piso por donde accedes al interior y era de último diseño con unos sofás muy curiosos que permitían estar sentado espalda con espalda con otra persona, etc. Y junto a la entrada habían colocado un ajedrez con figuras a tamaño hombre que también llamaba mucho la atención.

La planta superior, mucho más exclusiva, estaba dividida en dos secciones: primero una exposición de cuadros de rostros de personas famosas pero con la técnica del punteado y en algunos casos con líneas concéntricas, y os puedo asegurar que el resultado era muy sorprendente de lejos donde el ojo era capaz de reconocer perfectamente la cara, mientras que de cerca parecían más líneas y puntos que un rostro humano; y por otra parte había otra sala de juego que contenía tanto juegos de mesa como máquinas tragaperras, pero además aquí se encontraba el acceso a una zona VIP exclusiva con su propio control de entrada. Nosotros no intentamos pasar, pero doy por supuesto por la vigilancia que había en la puerta que seguramente no podrá acceder cualquiera.

En lo personal, la visita al casino me pareció curiosa porque siempre me llama la atención cómo la gente puede perderlo todo a la velocidad del rayo sin ser consciente de ello, además, en este casino en concreto la visita es interesantísima porque uno descubre lo último en tecnología y en trato al cliente. Nunca pensé que ya hasta se eliminaran los croupiers de las mesas sustituyéndolos por un ordenador, algo realmente increíble, ¿dónde vamos a llegar?

Y por último deciros que es posible reservar una mesa en el restaurante del casino con espectáculo incluido, en nuestro caso no lo hicimos porque el menú no nos gustaba demasiado pero el precio era muy ajustado y fue una pena no poder disfrutar de un espectáculo con la fama que tiene por allí Estoril y su casino, en fin, tendrá que ser en otra ocasión.

El mirador de Suberco en Nazaré

La primera noche que pasamos en Portugal, decidimos hacerlo en la localidad de Nazaré, un bonito pueblo que nos habían recomendado por activa y por pasiva, por esa enorme playa de arena, y por su curioso casco histórico completamente encalado en pequeñas casitas de color blanco.

Pues bien, si algo es practicamente inprescindible en Nazaré, es precisamente acercarse al extremo que queda junto al acantilado donde se puede tomar un funicular que en pocos minutos te sube a un mirador donde puedes disfrutar de unas vistas increíbles.

En nuestro caso, subimos ya anocheciendo porque entre que nos dimos un baño en la piscina del hotel y nos arreglamos para salir se nos fue un poco la tarde, pero lo cierto es que tanto de día como de noche merece la pena subir. Es verdad que de día la cosa debe ser más impresionante puesto que podrás apreciar detalles que de noche ya seguramente sea imposible, como la inmensidad del mar, sin embargo, también es verdad que de día te perderás la iluminación del pueblo de Nazaré y en cierto modo un ambiente especial con el ambiente que se adivina desde arriba en toda la zona del paseo de la playa, etc.




Del precio del funicular no me acuerdo pero estoy segura de que era barato porque no nos pensamos ni lo más mínimo si merecía la pena subir para estar un ratillo y después bajar enseguida al estar anocheciendo. Lo que sí me pareció que estaba muy bien es que el horario era bastante amplio y así por ejemplo daba la oportunidad a la gente alojada en hoteles o casas en la parte alta del acantilado (que es otro pueblo) a bajar hasta el casco antiguo de Nazaré para cenar y luego subir sin tener que mover el coche.


En lo que son las cercanías del mirador, como es de imaginar, está el propio funicular, y después uno puede caminar más allá para ir bordeando un poco el acantilado y seguir disfrutando de las vistas, aunque sinceramente una vez visto Nazaré allí abajo pues tampoco me pareció que hubiera muchísimo que hacer.

Karpin Abentura en Karrantza

Hace unas semanas, tras varios años, he vuelto a visitar Karpin Abentura, aunque con la variante de hacerlo con una niña de 12 años, con lo cual al final la visita resulta algo diferente y más gratificante que cuando se trata sólo de adultos, ya que a los niños podríamos decir que les gusta prácticamente todo y es complicado decepcionarlos.

Desde mi punto de vista el lugar, lejos de incrementar la calidad de sus instalaciones, ha incrementado exclusivamente el precio, estando ya a septiembre de 2012 a 8€, y que desde luego para mí no los vale. Quizá si pensamos en pasar el día entero (desde las 11h que abren hasta las 20h que cierran) podamos sacarle más partido, pero desde luego, para estar un par de horas a mí me pareció carísimo y no me parece que el precio se ajuste a las instalaciones o la visita en sí.

¿Qué podemos encontrar? en principio el Karpin se asemeja a un zoológico al aire libre situado en un valle abierto, con lo que las vistas del lugar son espectaculares. Además, los animales se encuentran en un recinto bastante amplio, con lo que tendremos la posibilidad de verlos correr, esconderse, etc. Esto no es así por ejemplo en todos los casos, ya que hay animales como los mapaches que por ejemplo están en zonas más pequeñas, y me dieron bastante pena ya que parecían estar muy apagados, ¿quizá el calor?
De esta parte del parque, hay que destacar la zona de aves diurnas y nocturnas, que en muchos casos se encuentran allí debido a atropellos o mutilaciones por disparo, o bien por sobrecargas de tensión en cables, de manera que aquí recogen a las aves y las curan pero si tienen dañadas por ejemplo las alas y no van a poder volver a volar, las dejan en el parque para que sigan bien cuidadas al menos.

La otra zona que podemos encontrar, y donde los niños pueden pasarlo muy bien es una parte boscosa donde han colocado dinousarios y sensores que nos harán escuchar a estos animales y descubrirlos en medio de la naturaleza. Además, han completado la exposición con algunas figuras humanas que nos van introduciendo en el mundo de los dinousarios.
En esta zona por ejemplo tengo que destacar que la vi bastante poco cuidada, con falta de mantenimiento respecto a la imagen que tenía de una visita anterior.
Me sorprendió que hubieran tenido que proteger algunas zonas con red metálica, pero claro, cuando más adelante vi como algunos padres se saltaban el cordón de seguridad para subir a los niños en los dinosaurios y llevarse una foto de recuerdo, ya entendí por qué nos habían tenido que privar de poder ver las maquetas a tamaño natural sin rejas de seguridad... ¿podríamos ser más cívicos por favor?... sería un gran bien que nos haríamos para todos... en fin, el poco respeto por los lugares que visitamos parece que es un denominador común allá donde vayamos, qué le vamos a hacer.

Por lo demás, el parque no tiene problemas de accesibilidad porque todas las zonas de paseo son lisas, y quizá como mucho la última parte de los dinosaurios tenga algún problemilla ya que hay una escalera con unos 8 peldaños de bajada, y aparte ya pisas directamente sobre el bosque (con alguna que otra piedra).

Otra carencia que encontré fue la falta de una zona de merendero, si bien es cierto que había una zona de columpios con algún tobogán curioso y para niños valientes por su altura, también es verdad que la única zona con mesas y sillas que vimos pertenecía a la cafetería del parque, donde no puedes sentarte con tu propia comida, de manera que no es un sitio muy preparado para ir con bocata a pasar el día porque acabarás sentado por los caminos, y no es porque no dispongan de terreno suficiente para preparar alguna zona, pero supongo que se hace más negocio así.

Valorando la visita desde mi punto de vista, la verdad es que me esperaba las instalaciones en mejor estado y quizá incluso alguna novedad después de tanto tiempo, creo que es importante renovar este tipo de atracciones para evitar precisamente el desgaste.
Desde el punto de vista de la niña, a ella le pareció que estaba muy bien el número de animales pero se quejó un poco de no haber podido ver algunos (aunque ya se sabe que a veces verlos es cuestión de suerte cuando disponen de un recinto amplio donde estar más o menos a sus anchas).

Monte Serantes en Santurtzi

El Monte Serantes lo tengo tan cerca de casa que durante años he estado subiendo siempre el día de Cornites, que aquí se celebra justo el lunes después de la Semana Santa, y donde es costumbre que todos subamos con nuestro bokata a pasar el día.

Hace unos meses, decidimos subir otra vez aprovechando que no todo el mundo que vive por aquí le presta la atención suficiente como para pasar por su cima, así que a pesar de que el día iba a ser de altas temperaturas no dudamos y nos fuimos para allá más pronto que tarde.

La subida, que se puede hacer bien a través del propio monte o bien a través de una pista asfaltada, no resulta tan dura si estás más o menos acostumbrado a hacer algo de deporte, aunque en mi caso concreto, y teniendo en cuenta la temperatura que hacía, pues bueno, me costó un poco más de lo que me esperaba (directamente por la ladera, eso sí).


Lo mejor para los menos acostumbrados al monte, sin duda alguna, es que puedes descansar en varios puntos mientras subes, y bueno, además una vez llegas a algo más de la mitad, te encuentras con una zona de barbacoas donde incluso podrás contar con una fuente donde refrescarte un poco. Además, en esta zona es donde se celebra la romería de Semana Santa, y donde suele quedarse la mayoría de la gente para almorzar.


Y por último, en lo que sería la cima pues hay que tener en cuenta que puede que haga algo de viento y nos obligue a estar más alerta que durante la ascensión, sobre todo si vamos con niños más pequeños. Además, esta parte sí que me parece que tiene bastante pendiente para hacerla directamente campo a través, por lo que en caso de ir con pequeñajos yo recomiendo que para este último tramo se haga uso de la pista asfaltada por considerarla más segura.

¿La recompensa tras la subida? Pues en este caso no hay mejor recompensa que disfrutar de las increíbles vistas de El Abra, de Santurtzi, Las Arenas, Getxo, Portugalete, y más allá de todo el valle de Zierbena con la zona minera a un lado. 
Yo, que tenía un recuerdo ya de años atrás, la verdad es que me sorprendí con lo que había cambiado la zona, y desde luego me asusté con lo que habíamos sido capaces de construir en todo este tiempo, pero aún con todo, merece la pena muchísimo hacer esta pequeña excursión de media mañana y conocer uno de los montes que tenemos más a mano por aquí y que normalmente dejamos pasar más desapercibido.

Novotel Brussels Off Grand'Place

No fuimos nosotros los que decidimos hospedarnos en este hotel, sino que no tuvimos más remedio ya que cuando acudimos al Best Western Carrefour de’l Europe, situado junto al Novotel Grand Place, resulta que nos dijeron que nos habían reservado en el Novotel porque no podían atender nuestra reserva por un imperfecto que sufrieron el día de Nochevieja en toda una planta. 
Así que como solución nos habían negociado en este Novotel, situado justo al lado del Best Western, para no dejarnos en la calle o meternos en una habitación donde no podríamos aguantar del ruido de las obras para solucionar el problema.

Al principio reconozco que no me sentó nada bien el cambio, pero una vez nos explicaron el inconveniente y vimos que el Novotel tenía 4 estrellas no nos pareció tan mal, además, la ubicación era la misma que la que nosotros habíamos elegido para estar en Bruselas la última noche antes de volver a casa.

Del Novotel tengo que decir que la recepción no me gustó demasiado, la chica que nos atendió no es que no fuera simpática pero no se molestó demasiado por no decir nada, en comentarnos horario de desayuno ni en darnos ningún tipo de indicación sobre el hotel. De hecho, nos dio las llaves electrónicas para la habitación en un sobre con el número de la habitación escrito y a correr.


La habitación en nuestro caso fue la 414, y era de una tamaño estándar, al estilo de los hoteles de esta cadena, con una cama King size y un sofá de dos plazas junto a la ventana. Lo que sí que eché de menos en este hotel respecto a otros fue la ausencia de cajones extra, ya que suele ser habitual que en los escritorios aprovechen para colocar algún cajón extra, pero en este caso, el escritorio era simplemente eso y aparte servía como mueble donde estaba colocada la televisión.
Antes de que se me olvide, tengo que decir que el mando de la televisión no tenía pilas, así que conseguimos encenderla pero tuvimos más de un problema para intentar apagarla porque encima el aparato no disponía de botones, así que ya pensábamos recurrir a quitar el enchufe directamente cuando de repente por arte de magia conseguimos apagarla a fuerza de pulsar el botoncito del mando a distancia.
El resto de la habitación, muy correcto, quizá lo menos destacable fuera que el retrete estaba separado y resultaba algo claustrofóbico al menos para mí, pero en lo que respecta al baño pues como siempre, con esas bañeras que son redondas en la parte de la ducha, y como novedad, un pack de amenities con mucho más glamour que el habitual, según podéis ver en alguna foto.

Lo mejor del hotel puede que sean sus instalaciones, ya que además de disponer de un rincón donde pueden jugar los más pequeños, también tienen una playstation a disposición de los clientes, y dos ordenadores MAC con conexión de 20 minutos a internet. Aparte, junto a recepción hay un amplia zona de sofás, cerca del colorido y moderno bar que por las noches permanece abierto hasta la 1 de la madrugada.
En la tercera planta, además, el hotel dispone de un pequeño gimnasio de uso gratuito a cualquier hora del día.

Lo menos destacable para mí fue el desayuno, en este caso sí que considero que había poca variedad por no decir muy poca. Básicamente faltaba toda presencia de fruta fresca, y tampoco tenían por ejemplo yogurt natural aparte de los prefabricados de Danone. En cuanto a la bollería, sólo había pequeños bollos de pan de dudosa calidad, y por el contrario a lo habitual no disponían de mermeladas en tarritos o de nutella, sino que simplemente había unos tarros grandes a modo de autoservicio y una especie de tarrito con crema de chocolate que estaba malísima.



Los vasos para el zumo me parecieron minivasos y esto te obligaba a levantarte continuamente a rellenar tu vaso; y por último, en cuanto al servicio de los camareros pues la verdad es que más o menos te indicaban donde te tenías que sentar sin agradarles por ejemplo que lo hicieras en una mesa de 4 si se trataba de 2 personas, algo que se puede entender pero que tampoco es tan grave creo yo.



En general, creo que a este hotel le sobra una estrella, es verdad que la situación es inmejorable, porque en sólo 5 minutos te encuentras en la Grand Place, y también cuenta con un acceso directo a la estación central de Bruselas muy cómodo para los clientes del hotel; sin embargo, considero que las instalaciones no cubren lo necesario como para otorgarle 4 estrellas al mismo.
Nosotros no lo habíamos reservado porque el precio nos parecía bastante caro para lo que parecía que era el hotel pese a su situación, y aunque finalmente pagamos 99€ por la habitación y el desayuno creo que es un capricho que se puede tener para pasar una noche pero me quedo con el NH Atlanta, donde estuvimos también una noche por 70€ y en cuanto a la habitación quedé muchísimo más satisfecha.