Es un hotel de categoría tres estrellas, y la verdad es que se nota por ejemplo en cuanto a tamaño y algunos detalles como el tamaño de las habitaciones, bastante ajustadito aunque sin poder decir que pequeño, el mínimo tamaño del baño, al buffet libre pero en el que te sirven de forma exclusiva el café en una taza en lugar de dejarte una cafetera, y por ejemplo, también en la calidad de las paredes de las habitaciones, ya que se oía absolutamente todo.
Personalmente creo que es un hotel al que volvería sin problemas si pasara otro fin de semana en Barcelona, así que con esto ya quedaría dicho todo en la opinión, pero voy a comentar algunos aspectos del hotel para justificar mi afirmación.
La recepción fue rapidísima ya que cuando cuentas con la tarjeta NH World te evitas trámites de documentación y esperas innecesarias. Además, el chico de recepción nos explicó la tarifa de precios que habíamos contratado y nos indicó lo necesario respecto al desayuno buffet por las mañanas.
La habitación a primera vista nos gustó, era sencilla pero contaba con una cama bastante maja de matrimonio, dos mesitas a los lados, y a los pies de la cama un escritorio sobre el que reposaba la televisión y bajo el cual se encontraba el minibar.
Aparte teníamos el típico mueble para dejar las maletas, y la habitación quedaba completada por un armario empotrado con espejos en uno de los lados de la cama.
Como detallito sobre la cama nos habían dejado una tarjeta en la que se podía leer que la cama se había hecho de forma única para nosotros, y en el baño encontramos los típicos amenities más bien escasos de esta cadena, pero suficientes en todo caso.
Tengo que decir que me sorprendió que la cama fuera más bien baja, ya que si por algo se suelen caracterizar los hoteles NH es por la altura considerable de sus camas, que es algo que a mí por ejemplo me gusta bastante por resultarme comodísimo.
Lo menos destacable de la habitación, sin embargo, era el baño, no por estar en mal estado sino por ser extremadamente pequeño. Tan pequeño que casi teníamos problemas para estar dos personas a la vez en el baño, aunque también hay que decir que se trataba de baño completo con bañera e incluso bidet. Yo eché de menos un espejo de aumento, pero tiene a su favor que contaba con secador de pelo de los buenillos, y también con una gran luna de espejo.
Por lo demás, del desayuno tengo que decir que estaba bastante bien, el primer día bajamos algo tarde y ya no quedaba nada en las planchas calientes así que nos prepararon bacon para los dos en platos individuales, pero el segundo día había huevos revueltos, bacón y salchichas de bocado a elegir como calientes. Aparte, la pizarra de la bollería era bastante amplia (y recomiendo los croissants sin ninguna duda), y también había buena variedad en cuanto a embutidos y fruta.
En cuanto a los zumos pues debo decir que aparte del tradicional de naranja, podías tomarte un zumo por ejemplo de kivi y manzana, o uno de frutas exóticas.
El precio del desayuno es de 14€, que en principio no es demasiado barato pero también hay que tener en cuenta que los amortizas de sobra porque tienes variedad suficiente para elegir y para no quedarte con hambre. De hecho, nosotros el primer día como desayunamos tarde al final ni comimos, sino que lo dejamos correr hasta la hora de la cena.
La zona del restaurante para desayunos nos pareció pequeña, pero también es verdad que no deben desayunar demasiado en el hotel, porque el primer día no nos encontramos con nadie; y ayer simplemente había otra pareja, aunque es verdad que había una mesa más con restos del desayuno, así que no creo que haya problemas de espacio ni horas punta en el mismo.
Una curiosidad es que la cafetería del hotel solamente abre por la mañana, y la verdad es que se echa de menos algún lugar tranquilo donde poder estar por la tarde, pero para eso tienen una pequeña zona al fondo con sofás de lo que sería la cafetería donde puedes estar sin problemas leyendo por ejemplo la prensa del día.
Por último, y en cuanto al servicio pues en recepción perfecto, con muchísima amabilidad y disposición a ayudarte en todo, ya que nosotros al madrugar el último día incluso dejamos hecho el pago de la estancia el día antes por la noche; y quizá algo más flojo en la persona que atendía el desayuno, que al verdad no resultaba de lo más simpática, aunque sí que fue correcta en todo caso.
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