NH Gent Belfort

Cuando decidimos ir a Gante lo primero que hicimos fue buscar si podíamos alojarnos allí en un hotel de la cadena NH, ya que teníamos intención de alojarnos el día 31 de diciembre con un cheque amigo a un precio buenísimo de unos 65€ con desayuno incluido.
Sin embargo, nadie nos dijo que este hotel se iba a acabar convirtiendo en uno de nuestros favoritos de todos los que hemos visitado de la cadena, y es que no sólo por las instalaciones sino también por el servicio y la atención al cliente que dispensan, no hay comparación posible.

El hotel está considerado como categoría de lujo, y creo que consta de 4 merecidas estrellas, porque la verdad que tiene todo lo necesario para pasar unos días estupendos sobre todo si os pilla un frío insoportable como a nosotros.

La localización es perfecta, justo al lado del ayuntamiento en el centro histórico de la ciudad, y a cinco minutos andando de cualquiera de los puntos de interés que queramos visitas. De hecho, para llegar desde la estación St. Pieters son varios los tranvías que se pueden tomar según queramos que nos dejen más o menos cerca del hotel.

Como instalaciones debo decir que el hotel conserva una parte del edificio antiguo, bueno, en realidad creo que solamente la fachada, y por otro lado una extensión del hotel en lo que sería un edificio de nueva construcción. Así, los servicios que podemos encontrar son: gimnasio, sauna, sala de lectura o biblioteca, restaurante, salón de desayunos, bar, una pequeña sala de acceso a internet, y además varios salones donde pudimos comprobar in situ que en año nuevo daba cabida a una celebración típica de brunch con música en directo incluida.

Nosotros sólo hicimos uso de la biblioteca, decorada con tanto gusto que el lugar era totalmente acogedor; del salón de desayunos, que me pareció enorme y con muchísima variedad de comidas y bebidas a elegir; y de la sala de conexión a internet, donde tuvieron la amabilidad de regalarnos dos talones de conexión de 5€ cada uno para una duración de unos 20 minutos aproximadamente.


En cuanto a las habitaciones, lo mejor fue la cara que se nos quedó cuando después de hacer el check-in el recepcionista nos comentó que nuestra habitación era una suite junior en la segunda planta, y es que nos quedamos atontados porque una suite por el precio que pagábamos nos pareció lo más.
Es fácil imaginar que subimos a todo correr a la habitación, la 220, y tras abrir la puerta no dejamos de asombrarnos por la amplitud de la habitación. Nada más entrar nos encontrábamos con un pasillo que terminaba en lo que era el dormitorio, a mano izquierda teníamos el cuarto de baño, y a mano derecha al fondo un salón que incluso nos parecía amplísimo para nosotros dos solos.
La decoración era más bien de estilo clásico, con muy buen gusto, y tuvieron el detalle de dejarnos tanto albornoz como zapatillas sobre una manta en tono verde que habían colocado sobre la cama. Además, también encontramos una tarjeta con unos caramelos y un botellín de agua de medio litro en la mesita de noche. 


El resto de la habitación contaba con un portamaletas, un escritorio a los pies de la cama que ocupaba toda la pared y donde disponíamos del minibar y de una televisión plana y de muchas pulgadas sobre el mismo, y una mesa redonda de madera con dos pequeñas butacas junto a las ventanas de la habitación; y en la zona del salón además contábamos con un cómodo sofá también en tono verde de dos plazas (pero que hubiéramos podido caber 3 sin problemas), una mesita baja de salón en madera, y otro mueble un poco más alto sobre el que disponíamos de una tele idéntica a la del dormitorio. 
Además, en el caso del saloncito también contábamos con una mesa alta aunque esta vez cuadrada acompañada de dos sillas. Así que vamos, por sillas, mesas, y espacio no era la cosa. De hecho, teníamos tanto espacio que en los tres días que pasamos en el hotel creo que dejamos cosas por encima de todos los muebles ¡era como estar en tu casa!

La limpieza de la habitación nos pareció correcta, de hecho, un día volvimos sobre las 14h al hotel y al no estar hecha la habitación bajamos a recepción para preguntar cuándo podríamos tenerla lista, y el caso es que ellos mismos se encargaron de dar prioridad a nuestra habitación, con lo que en aproximadamente una hora pudimos entrar a la misma.
Quizá el único fallo que le podría encontrar a la habitación fuera el termostato. El caso es que cuando nos íbamos y apagábamos la llave de la luz el termostato se paraba y por tanto a nuestra vuelta solíamos encontrar la temperatura a unos 16º, creo que esto es algo que deberían arreglar y tener en cuenta porque en una ciudad como Gante donde hace tantísimo frío en invierno no se puede andar esperando a que aquello empiece a tirar aire caliente tras subirle la temperatura al volver a la habitación. 

Un aspecto muy a destacar en este hotel es el servicio de los empleados, ya que desde el momento del check-in se preocuparon por indicarnos dónde estaban los atractivos turísticos, nos hicieron entrega de un folleto en español sobre Gante, y además, ante nuestra pregunta sobre un lugar donde cenar en Nochevieja no tuvieron ningún reparo en buscarnos un restaurante a nuestro gusto para la noche. De hecho, nos dejaron la confirmación de la reserva directamente en la habitación, y la verdad es que fiándonos a ciegas del chico de recepción, la cena salió de maravilla y quedamos muy satisfechos con todo.
El último día también fueron muy eficientes en cuanto a registrar la salida del hotel y nos guardaron las maletas hasta que volvimos a por ellas para irnos de vuelta a Bruselas, e incluso en ese momento nos indicaron el lugar más cercano para coger el tranvía a la estación de tren puesto que el centro de Gante estaba en obras.

Para mí, el hotel se merece totalmente la categoría que tiene, tanto por instalaciones y situación como por servicio y desde luego si podéis conseguir un precio razonable yo no me lo pensaría dos veces. Además, contaréis con la ventaja de que os atiendan en español en recepción, ya que por lo que comprobamos prácticamente todos tenían conocimientos y eran capaces de comunicarse para resolver cualquier petición.

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