Gat Folies en París

En el mes de febrero hemos estado alojados durante tres noches en este hotelito de la capital francesa, y la verdad es que si no hubiera sido porque íbamos bajo un premio de Trivago que nos permitió alojarnos en régimen de alojamiento y desayuno gratis, me hubiera sentido bastante decepcionada por el precio del mismo.

Decir que no se puede calificar al personal de especialmente simpático ni mucho menos, quizá la más simpática de hecho fuera la chica que estaba en la cocina durante los desayunos. El check-in fue rápido debido a que la habitación no se encontraba todavía preparada, así que dejamos el equipaje y nos fuimos a patear París para volver tranquilamente en la tarde al hotel y ya poder acceder a la habitación.
Por la tarde, nos entregaron una tarjeta en una funda verde, y un pequeño papel con los datos de la reserva así como la contraseña del WIFI y la clave de la caja de seguridad, que te recomendaban usar porque no se hacían responsables de ninguna sustracción de tus pertenencias.
Se les puede calificar sin más de correctos, pero más bien reservados. Por cierto, nos sorprendió cómo el personal del hotel accede a la zona de desayuno mientras tú estás desayunando para prepararse el suyo, así como encontrártelos cenando cuando llegas por la noche en esta misma zona.



Desde el convencimiento de que nos dieron la peor habitación al resultar nuestra estancia gratuita (cosa que comprobamos en el plano de habitaciones de la primera planta), desde luego, basando mi experiencia en la misma tengo que decir que para nada es el hotel que yo escogería para una estancia en París (de hecho, los tres primeros días del viaje estuvimos en otro hotel y superaba con creces a este en prácticamente todas las instalaciones).

Os detallo la habitación, nada más entrar te encontrabas con una cortinilla de hilos en plateado que nosotros nos empeñábamos en dejar apartada y la persona de limpieza de dejar suelta, y que daba paso a una estancia muy reducida donde encontrabas una especie de pequeñísimo escritorio a mano izquierda con una silla, y luego algunos huecos para colocar equipaje y ropa. Por cierto que ni siquiera había perchas que pudieras utilizar de manera normal sino que estaban modeladas directamente con el mueble, así que no puede ser más incómodo para colocar tus pertenencias.
Pero es que si esto ya te convence poco, luego te encuentras con una cama que prácticamente ocupa todo el espacio, con dos pequeñas mesitas que ni siquiera cuentan con un cajón, y eso sí, unos cuatro interruptores para elegir el tipo de luz ambiente que quieres, que digo yo que más les valía menos tontería con las luces y un poquito más de estilo con el mobiliario.

Adicionalmente, justo detrás de la puerta al abrirla te encuentras con el lavabo y un espejo sobre el mismo, eso sí, se agradece que tuvieran aquí un secador de uso gratuito, y un enchufe donde poder conectar por ejemplo el tuyo propio, las planchas de pelo, etc. Es decir, el lavabo está dentro de la propia habitación, con lo cual molestarás a tu compañero de habitación siempre que te levantes por ejemplo a medianoche, etc., para mi gusto, totalmente inadecuado.

Y por último, el inodoro y la ducha, metidos en un pequeño hueco justo frente a la puerta de acceso a la habitación, y que me llamaron la atención sobre todo porque aparecen enchapados con azulejo de color verde incluyendo la zona de ducha. Eso sí, pequeñísimos como se puede ver en las fotos.
Voy a hacer una mención especial a la limpieza puesto que me pareció bastante justita sobre todo en la zona de ducha e inodoro, y es que el primer día que llegamos vimos una marca suponemos del agua de la ducha en unos azulejos frente a la zona de paso a la misma, y allí seguían el último día. Por lo demás, en la habitación la verdad es que la cama estaba bien hecha, y como tampoco había mucho mobiliario pues más o menos recoges como puedes para que no se encuentren con todo tirado por ahí.


La verdad es que el desayuno sí que me sorprendió porque me lo esperaba más escaso, y tengo que decir a su favor que encuentras prácticamente de todo, algo de fruta fresca, tanto pancakes como pan de estilo más artesanal para prepararte con aceite y tomate, tostadas de diferentes tipos, y por supuesto algo de queso y jamón york.
Además, en las mesas tienen colocados unos pequeños cuencos donde encuentras nutella (un par de sobres), y también distintos sabores de mermeladas de las buenas.
Un detalle que nos vino genial fue que tienen mitades de sándwiches de jamón york y quesos envueltas en film, así que uno de los días nos cogimos un par ya que ibamos a visitar un pueblo en los alrededores.

Tal y como he comenzado, ha sido una suerte poder pasar por allí sin pagar el precio que estaba registrado en la habitación porque desde luego la habitación no lo vale, así que teniendo en cuenta que estuvimos justo antes de trasladarnos a este hotel en otro en las proximidades con mejor habitación y desde luego mejor precio, yo no me lo pensaría dos veces en caso de volver a París.

Otro punto por el que lo descartaría para una próxima estancia es que este diseño de habitaciones no creo que hagan el hotel adecuado para viajar en familia, por lo que el tipo de viajero al que está orientado desde mi punto de vista es limitado, y de hecho, no me incluyo casi ni yo porque lo del lavabo dentro de la habitación y la ausencia siquiera de una percha como que no va conmigo.
Además, el tamaño me resultó incluso un claustrofóbico por ser todo tan blanco, y con una ventana-balcón que daba a una especie de patio donde abundaban los restos sobre el suelo del mismo (por no entrar en detalles desagradables), así que ni corrimos las cortinas durante nuestra estancia, porque total como no íbamos a ver nada de interés.

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