Le St Gilles en Lannion

Este restaurante fue el lugar que elegimos para cenar a nuestra llegada al hotel Arcadia, en Perros-Guirec, y el motivo fue principalmente el hecho de que el hotel se encuentra junto a un enorme centro comercial y no cenar allí nos obligaba a coger coche, con lo cual hubierámos tenido que conducir de nuevo tras llevar todo el día en ruta, lo que no era lo más apetecible ni mucho menos, y además la carta nos pareció más que suficiente para aventurarnos en la cocina bretona más allá de las crepes y las galletes.

En cuanto a la decoración del lugar la verdad es que para ser un restaurante que sirve a los dos hoteles que se encuentran a sus lados como complemento al alojamiento de los clientes, pues está muy bien, tiene una parte con sofás y sillas como más coqueta, y luego el resto del bar son mesas de color madera pero claro dispuestas en filas. Una curiosidad es que el papel de las paredes en la zona en que cenamos nosotros era idéntico al papel de la pared frontal de nuestra habitación en el hotel. Y como experiencia personal, pues lo cierto es que yo estuve comodísima y me encantó cenar allí.

La atención me pareció muy correcta y lo cierto es que con un problema con el nuestro en el que no entendíamos nada de francés y ellos no sabían ni gota de inglés para poder comunicarnos, pues se agradece que intentaran hacerse entender por todos los medios posibles, ya que ordenamos los platos más por intuición que por otro hecho y al final sólo acabé fallando yo con el postre, puesto que pedí tarta Normanda sin saber que sería tarta de manzana...

Y en cuanto a la gastronomía y el precio pues me pareció bastante acertado, el menú era algo menos de 20 euros por persona y constaba de un primero, un segundo y un postre a elegir entre una amplia variedad. Además, era muy curioso que además de la carta habitual que te entregaban en papel, el camarero llegaba con una gran pizarra escrita con las novedades del día para cada plato que podías añadir a lo que ya reflejaba la carta. ¿Resultado? Pues que al final fuimos pidiendo un plato por cada lado y bueno, nos pusimos las botas después a comer que estaba todo riquísimo y nos sentó fenomenal hacer un parón entre tanta crepe, gallete y sidra para dedicarnos a algo más elaborado y con vino.




En nuestro caso tomamos de primero una ensalada de melón con jamón y otra ensalada de tomate con mozzarella que estaban ambas buenísimas, de segundo nos decidimos por una brocheta de carne con verduras y mejillones a la salsa de roquefort a los que tuvimos que atacar los dos porque la cazuela era gigantesca, y terminamos la cena con una tarta Normanda (de manzana) y otra de chocolate (más rica que la Normanda). 
A destacar que pese a todo lo que he contado que comimos no tuvimos sensación de pesadez en el estómago, vamos, que estoy segura de que lo de cenar a las 20h también influye pero que nos quedamos la mar de bien después de degustar semejantes platos.

¿Recomendable? Pues al 100%, desde luego si te alojas en el Arcadia o en el otro hotel que se encuentra por allí es la mejor opción para no tener que andar desplazándote con el coche, aunque tampoco merece la pena desplazarte hasta allí a cenar si te encuentras alojado en las cercanías como puede ser Perros-Guirec o Lannion.

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