Graslei en Koornlei, en Gante

Este muelle es sin duda el más bonito y romántico donde haya estado nunca, igual pienso así por haberlo disfrutado de día casi a solas, o por haberlo visto iluminado de noche, con el puente de San Miguel al fondo, y la Iglesia de San Miguel que ofrece una reflejo espectacular sobre el agua del canal, pero estoy de acuerdo totalmente con aquellos que dicen que este rincón es probablemente de los más bellos de Europa.

Se podría decir que más o menos delimita el centro de Gante, ya que entre este muelle y el de Portus Ganda queda encerrado todo el casco histórico de la ciudad y alguna parte más nueva. Sin embargo, aquí es donde encontraremos reproducciones de casas gremiales y edificios con muchísimo encanto en sus fachadas.

Lo que más me gustó del Graslei son precisamente sus fachadas, y también el reflejo de estas sobre el canal durante la noche, porque la iluminación de la ciudad es realmente sorprendente. Aparte, las terrazas de los bares y restaurantes que se extienden sobre el muelle le dan otro ambiente al lugar, y eso que en navidad no hacía temperatura como para sentarse en ningún sitio al aire libre.

Y algo que no me gustó demasiado fue ver tanta embarcación turística en los laterales de los muelles, ya que creo que le quita algo de encanto en invierno, cuando permanecen tapadas seguramente debido al frío y a la nieve. Creo que sería mejor que las quitaran del canal para que la vista fuera mucho más homogénea al menos durante esta temporada, ya que seguramente en verano presenten otro aspecto.


Para mí lejos de que digan que en el Puente de San Miguel se obtiene la vista más hermosa, la mejor vista de Gante está justo en este muelle pero en el puente opuesto a San Miguel dejando Grasley a mano izquierda, y San Miguel al fondo a la derecha. Creo que de todas las fotos que he podido hacer durante los días que pasamos allí, me quedo sin ninguna duda con esta imagen.

Mi recomendación es pasear por él tanto de día como de noche, y desde luego mejor en primavera u otoño cuando las temperaturas sean más suaves, que en invierno como fue nuestro caso donde podíamos haber muerto de hipotermia (y no estoy exagerando), o que en verano (donde seguramente haya tanto turista que le robe algo de encanto a la ciudad, al igual que pasa con Brujas).

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