El romántico castillo del Almourol

El castillo del Almourol fue nuestro primer destino en las vacaciones de verano por Portugal y uno de los lugares más curiosos que visitamos.

El acceso me pareció algo complicadillo ya que a pesar de estar mejor indicado de lo que esperábamos pues parecía que estábamos dando continuamente vueltas a una especie de base militar o algo así hasta que llegamos junto al castillo, o mejor dicho, junto al aparcamiento que hay antes del acceso al castillo ya que este está en un islote en medio del río y no es posible acceder a pie.

Como ya he comentado lo del aparcamiento pues decir que junto al embarcadero de la barquita que te acerca al castillo hay una zona sin sombra alguna donde se puede dejar el coche aparcado, y donde no hay nada más que tierra y algún pequeño arbolito, vamos, que menos mal que no es una visita que te vaya a llevar demasiado tiempo porque de lo contrario luego te cocerías en el coche.


En cuanto al acceso al castillo, según he nombrado, se hace en una pequeña embarcación para la que se paga billete de ida vuelta, que no recuerdo con exactitud pero me suena que fue baratito, y lo único es tener cuidado con la hora de vuelta de la barquita una vez en el islote del castillo ya que a veces pasa un buen rato hasta que se acerca otra vez y corres el riesgo de quedarte aislada sin poder llegar hasta la orilla. 
A nosotros nos pasó que no le entendimos al chico de la barca y tuvimos que preguntarle otra vez calculando que nos daba tiempo a subir al castillo, ver y disfrutar sus vistas y bajar otra vez al embarcadero.

Una opción mucho más chula es la que pudimos comprobar que había elegido mucha gente, que era la de coger una piragua, acercarse por sí mismos al islote, dejar la piragua junto al embarcadero, y disfrutar el tiempo que quisieran del castillo, etc. pero en nuestro caso lo tuvimos que hacer todo con más prisa porque dependíamos de la hora de vuelta de nuestra embarcación.

De todos modos, también hay que decir que en el islote no hay mucho más para hacer que subir a la torre del homenaje, sacarse unas fotos, disfrutar las vistas y como mucho más disfrutar también de la vegetación que hay tanto en el exterior como en el interior del recinto amurallado.


Y por último en cuanto a servicios pues decir que se carece de todo tipo de información más allá de la que se puede obtener en un bar situado antes de llegar al parking y desde donde también se puede ver el castillo. Lo mejor del bar es que aquí se podrá comprar bebida fresquita después del asfixiante calor que se pasa en verano en un lugar donde pega tanto el sol, aunque cuidado porque la terraza del local también estaba al sol, así que mejor quedarse dentro tomando el refresco y de paso echar un vistazo a las fotografías y noticias que exponen del castillo.

Quizá me haya quedado la espinita de no haber visto el castillo al atardecer porque tiene que conseguirse una imagen espectacular por cómo está edificio en el islote y por la tranquilidad del río a ambos lados que te permiten disfrutar de una paisaje perfecto, así que puede que algún día tenga que volver por allí en lugar de la mañana por la tarde, aunque sin ninguna duda recomiendo su visita siempre que pille de paso.

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