
El caso es que el plan para el sábado a la mañana en Artíes era acercarnos hasta el Lago de la Restanca en lo que parecía una ruta de unas tres horas de escasa dificultad y que culminaría en una preciosa vista de los Pirineos con el lago a nuestros pies.
Desde Artíes no hay pérdida posible, y eso sí, mi recomendación es ir en coche hasta el aparcamiento que hay habilitado una vez se termina la carretera asfaltada de acceso a la parte baja del Montarco. Por dar alguna indicación: para hallar la carretera de acceso diré que hay que dirigirse al centro del pueblo, que es justo donde hay una vaca de holajata bastante fea, rodear la vaca, pasar por un puente estrecho y después girar a la izquierda. En este punto ya veremos el cartel que marca el camino hacia La Restanca así que no hay pérdida posible, sera suficiente con seguirlo hasta el final desembocando en el aparcamiento.
En el aparcamiento hay información sobre los recorridos que parten desde el mismo, y aseos rústicos, pero nada de merenderos. Creo recordar que a cierta distancia comenzando a subir por la pista de tierra había una señal sobre un merendero, pero tampoco lo podría asegurar al cien por cien.
Hay que destacar que el paso desde el aparcamiento hasta el tramo del bosque está prohibido a los coches particulares, sin embargo, como la pista de tierra es transitable vimos que algunos coches pasaban y otros tantos estaban aparcados más arriba evitando cansarse en la primera parte del recorrido. Esto, por favor, no lo hagáis porque estamos en una reserva natural y en caso de querer evitaros la pista de tierra podéis recurrir a un servicio que hay de taxis hasta el bosque, tanto para subir como para bajar (lo comprobamos en directo ya que hubo un matrimonio ya de avanzada edad que lo usó).
Desde aquí hay que recorrer unos tres kilómetros a pie por una pista de tierra hasta una pequeña caseta que marca la segunda fase del recorrido, y que transcurrirá por en medio del bosque.
De la pista de tierra tengo poco que contar en realidad, ya que el ascenso se hace cómodo al irse ganando en altitud de una forma suave pero prolongada, de hecho, cuando uno regresa de la Restanca es cuando en realidad se hace consciente de la pendiente que se alcanza en este primer tramo del recorrido.
Esta parte va pegada a un río que baja a mano derecha aunque siempre unos metros por debajo de la pisa, y a mano izquierda es constante ver algunos pequeños riachuelos o simplemente el cauce porque aparecen secos (esto hablando del mes de septiembre, seguro que en primavera baja muchísima agua después del deshielo)..
Mi experiencia personal en esta parte no fue demasiado mala, eso sí, para cuando llegué a la señal que indica la segunda parte del recorrido ya estaba algo cansada, y cuando al mirar hacia arriba vi por dónde teníamos que subir casi me da algo.
La parte del recorrido que transcurre por el bosque hasta llegar al Lago de la Restanca es considerablemente más difícil y mucho más complicada, de hecho, todo el camino consiste en ir zig-zagueando por el bosque caminando sobre piedras que en algunas ocasiones alcanzan dimensiones considerables, y hay momentos en que el sendero aparece más cerrado por matorrales, etc. Vamos, que es imposible hacerlo si uno no va equipado con unas buenas botas de monte, olvidaros de ir con playeras ni calzado inferior al preparado para la montaña porque los tobillos pueden sufrir considerablemente.
De esta subida tengo que decir que a mi me sentó fatal, más o menos por el bosque mientras permanece cerrado podía ir cansada y apetecerme descansar unos segundos de vez en cuando, pero el hecho es que ya cuando llegué a la última parte del recorrido donde el terreno se abre y te da todo el aire frío de la montaña en el cuerpo frente a la sudada que llevas por la subida pues me puse malísima, tan mala que me costaba un montón coger aire con normalidad y tuve que parar durante un rato para ver si aquello se me pasaba un poco y podía seguir o tenía que bajar y retroceder.

Cuando llegas arriba, al lago, lo primero que uno tiene que hacer es atravesar la presa por su parte superior hasta el Refugio, con el lago a la derecha contenido, y el camino de subida a la izquierda.
Al fondo, tras atravesar la presa queda el Refugio de La Restanca, con un aspecto muy nuevo y donde te puedes tomar un café u otra bebida, así como descansar un rato. Nosotros no fuimos hasta allí porque después de echar una ojeada a los alrededores y hacer algunas fotos bajamos para abajo enseguida, ya que yo seguía sin encontrarme demasiado bien.
Como curiosidad deciros que mientras estábamos por allí apareció un helicóptero a traer material de construcción, y a llevarse escombros, puesto que el Refugio parece estar siendo remodelado o al menos mejorado.
Desde este punto en el Lago hay que decir que aún puede seguirse hacia arriba, para seguir obteniendo vistas del Lago y de las montañas de alrededor, y de hecho, incluso desde aquí es posible llegar por la parte de atrás al Puerto de Vielha y al Montarco; vamos, que existen varias indicaciones sobre distintos GRs.
De la bajada hacia el aparcamiento donde dejamos el coche para volver a Artíes os puedo decir que se me hizo bastante larga, bueno, en realidad se me hizo largo el tramo por la pista asfaltada, ya que bajar por el bosque después de lo que me había costado subir fue mucho más llevadero. En todo caso, bajar por el bosque es mucho más complicado si cabe que subir en algunos casos, sobre todo cuando uno se encuentra con grandes piedras que hay que sortear o pisar con cuidado para no resbalar y para no torcerse ningún tobillo.
Algo a tener en cuenta es que igual no hay mucha cobertura de móviles, de hecho, yo con Vodafone no tenía cobertura durante el tramo del bosque ni en el Lago de la Restanca (sí justo junto al Refugio), así que mejor que a nadie se le ocurra hacer el recorrido a solas, a pesar de que tanto para subir como para bajar nos encontramos con varias personas que bien estaban subiendo como nosotros, o bien estaban bajando.
En conclusión, este sendero yo solo lo recomendaría si estáis acostumbrados a subir a la montaña y además en plenas condiciones físicas. La verdad es que a pesar del paisaje que forma el Lago de la Restanca y de las vistas que se obtienen desde allí, en mi caso no lo disfruté como podía haberlo hecho y fue sobre todo por lo mal que me sentía al llegar arriba tras el susto que me llevé en la última parte del recorrido, así que aunque mi experiencia no ha sido todo lo buena que hubiera podido ser, sí que animo a conocer la zona porque las vistas son preciosas.
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