La recepción fue más que correcta, indicándonos los horarios de desayuno y sin ningún tipo de inconveniente tras entregar el bono de la estancia así como la identificación personal. Después, subimos a dejar las maletas y nos dimos una vuelta por el pueblo ya que poco más podíamos hacer. Para evitar aburrirnos, el hotel cuenta con un salón de uso común donde disponen tanto de futbolín como de billar, una pequeña zona con asientos, chimenea, y sofás en la parte superior; aunque nosotros preferimos quedarnos en la habitación con el ordenador y la televisión.
El aspecto del hotel no estaba nada mal aunque se notaba que tenía bastantes años y bueno, pudimos ver alguna que otra marca de botas sobre su moqueta. De hecho, el mobiliario de las habitaciones se me antojó muy pasado de moda , con una cabecera corrida donde estaban los apliques de cada lado de la cama, y un escritorio en color oscuro que contaba con algún cajón y alguna balda, así como un reposa-maletas.
La verdad es que no se parecía de primeras a las fotos que se pueden ver en su web, pero también es cierto que bien mirado, la diferencia estaba solamente en el edredón sobre la cama y algunas flores que adornan la fotografía para la web. Por lo demás, está claro que no engañan.
El cuarto de baño también se notaba que tenía sus años pero estaba todo perfectamente limpio y quizá fuera mejorable el sustituir las cortinas de la bañera por una mampara que diera mejor imagen, por lo demás pues teniendo en cuenta la categoría del hotel no se le podría reclamar nada más.
La temperatura en la habitación no me acuerdo si podíamos regularla pero con el frío que hacía en el exterior me pareció totalmente acertada, vamos, nosotros no pasamos ni frío ni calor y estuvimos muy contentos en cuanto a la climatización durante el fin de semana.
Quiero reseñar además que nos dieron una habitación con balcón cerrado mediante acristalamiento que nos permitía disfrutar de unas vistas chulísimas del pueblo y las montañas, aunque como se notaba mucho el frío pues dejábamos la salida al mismo para las mañanas después de subir de desayunar.
Con la estancia nos entraba el desayuno, y en este sentido la verdad es que quedamos súper agradecidos porque incluso nos prepararon algún plato caliente (tortilla y bacon) aparte del pequeño buffet que ofrecen a los huéspedes. Sin embargo, en el comedor hacía un frío horrible, y cuando llevabas ya un ratillo sentado te empezabas a quedar pajarito así que en este sentido tendría que bajarle un poco la nota.
No cenamos en la hostería, aunque sí que era posible, y de hecho, uno de los días por la mañana pudimos ver que tenían una mesa en la zona de comedor que daba a la estancia de la chimenea con algunos platos así que seguramente tuvieron clientes cenando allí.
Por lo demás, en cuanto a amabilidad ninguna queja sino todo lo contrario, nos asesoraron muy bien con información sobre distintos pueblos del valle, las panorámicas más chulas para fotografiar, y además una visita a una quesería situada en Bagergue que nos encantó.
Como resumen diría que es un lugar recomendable para alojarse siempre que se busquen rutas en los alrededores, o incluso en Francia (está cerquísima) , ya que por la situación del pueblo a la entrada del valle pues no me pareció muy cómodo de cara a acercarse por ejemplo a Baqueira, aunque también creo que ofertará mejores precios de los que se pueden conseguir cuanto más te adentres en el valle.
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