
¿El motivo? Pues el hecho de que por menos de 40 euros, nos alojamos en una habitación limpia, equipada con inodoro y ducha dentro de la propia habitación, y encima con desayuno a la mañana siguiente incluido en el mismo precio.
¿El truco? La verdad es que no lo hay, lo cierto es que a mí no me parece el alojamiento ideal para estar más de un día porque el tamaño de la habitación es justito y no tienes donde dejar la maleta, sin embargo, para estancias de una noche lo considero más que adecuado y desde luego económico al máximo.
Quizá por ponerle una pequeña pega habría que decir que la ducha dentro de la habitación se limita a una especie de mampara circular de cristal entre translúcida y transparente, por lo que puede resultar un poco violento si eres un poco pudoroso.
Respecto a la atención pues perfecta, teníamos una clave a introducir en una máquina por si acaso llegábamos y ya no estaban en recepción, pero no tuvimos necesidad de utilizarla porque llegamos dentro del horario (y la verdad mejor porque no llegamos a encontrar la dichosa maquinita que más tarde buscaríamos por curiosidad).
Y por último, en cuanto al desayuno pues comentar que quizá fuera lo menos destacable pero más debido a lo poco cuidadosa que es la gente en sí. Había tanto algo de embutido como mermeladas y zumo de máquina para desayunar, así que bastante bien para el precio que habíamos pagado. Lo peor que había mucha gente y la verdad no se respetaba nada ni se limpiaban las mesas después de terminar, así que bueno, un poco rollo.
¿Para repetir? Pues no es probable que necesitemos de nuevo hacer noche en esta zona, pero si fuera así no habría problema en alojarnos de nuevo, de hecho seguro que intentaríamos reservarlo.
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