Elegimos esta crepería porque después de 10 días por Bretaña haciéndonos entender casi a base de señas nos apetecía que nos entendieran y poder despreocuparnos de si habíamos pedido bien o no, así que como en Saint Aubin ponían claramente que hablaban español no lo pensamos demasiado.
El local cuenta con una pequeña zona de terraza en la misma calle desde la que se puede ver parte de la catedral, pero nosotros elegimos pasar al interior porque no nos parecía demasiado acogedor estar comiendo mientras la gente pasaba a uno y otro lado. En el interior, en nuestro caso tuvimos suerte y nos sentaron en la primera zona de comedor, pero bueno, luego pudimos ver que contaba con otros dos espacios de comedor donde iban acomodando a la gente que entraba, que a mí me pareció que era muchísima, una corriente continua que evidentemente se justifica por el lugar tan céntrico donde se encuentra.
Desde mi punto de vista el local sobre todo vive de los turistas, y así, las crepes que probamos allí no fueron ni con mucho de las mejores de Bretaña, para mi gusto estaban como algo fritas, no sé a mí no me supieron igual de buenas y me recordó más a un lugar de “fritanga que a una crepería en condiciones, aunque también es verdad que en cada zona las crepes son diferentes y puede que en Angers esta sea la forma de prepararlas. Sí que es verdad que estaban buenas, pero claro, si las comparamos por ejemplo con las de Quimper pues no tenían comparación.
En cuanto a la bebida, nos inclinamos de nuevo por la sidra, esta vez una jarrita de medio litro porque no estaba yo en mi mejor momento, y bueno, me pareció un detalle un poco feillo que no nos pusieron a juego la jarrita con los tazones, ya sé que es una tontería pero creo que daría mejor imagen hacerlo bien, o al menos para mi gusto sí. Entiendo que llegó un momento en que estaban algo saturados y supongo que cogieron la primera jarra para llenar de sidra a su alcance, y después los primeros tazones, pero bueno, hubiera sido un detalle haberlo hecho con más mimo.
La atención fue buena, y desde el primer momento nos trataron con mucha amabilidad y se preocuparon por ver si entendíamos toda la carta o podían ayudarnos con alguna palabra, eso sí, como digo, hubo un momento en que se saturaron puesto que fuera empezó a llover y eso hizo que llegara más gente al local, y entonces nos tocó esperar un buen rato por las crepes de postre, vamos, que yo casi me estaba empezando a mosquear un poquito y todo.
Para pagar pues decidimos levantarnos y pagar directamente en la barra del local, ya que consideramos que iba a ser mucho más rápido y la verdad teníamos prisa porque queríamos llegar a ver un espectáculo que se celebraba en la catedral por la noche. Aquí, ningún problema a comentar y en cuanto al precio pues creo que pagamos entre 30 y 40€, algo más caro que en la zona oeste de Bretaña pero también es verdad que las ciudades suelen ser más caras y tampoco era para tanto la diferencia.
¿Recomendable? Pues hombre, no sé qué decir, yo sinceramente creo que no volvería, y buscaría algo más típico, que seguro que tiene que haberlo en alguna parte de la ciudad. Nosotros estábamos bastante cansados para dar vueltas y además se puso a llover así que nos pareció una buena opción, pero en principio, dejaría esta crepería como opción de salvaguarda.
No hay comentarios:
Publicar un comentario